¿En qué consiste el mantenimiento?

En el momento de comprar un perro, muchas veces la última preocupación de los futuros dueños son los cuidados que necesitará el manto. Y sin embargo, unas razas exigen una preparación específica y periodica, y otras necesitan unos mínimos de higiene corporal. Si no se asume esta responsabilidad, sólo nos queda una solución: no tener perro. Un libro dedicado a la preparación del manto del perro puede ser útil para dar unos conocimientos y unas técnicas básicas que permitan al dueño cuidar a su perro.
Tengamos en cuenta, no obstante, que los arreglos realizados en casa no sustituirán el trabajo de un profesional. Se trata más bien de acciones complementarias: cuanto mejor cuidemos al perro entre dos sesiones de peluquería, mejor será para todos. Un perro bien cuidado por sus dueños es más fácil de arreglar, los resultados son mejores y resulta más barato. Así pues, por el bien de todos, y en especial de nuestro compañero.

La utilidad de arreglar el pelaje
Sin los cuidados higiénicos adecuados, el perro puede oler mal, ser víctima de los parásitos, sufrir gingivitis, otitis, etc. A todo ello hay que añadir el echo de que algunas razas han desarrollado, en algunos casos desde hace siglos, una estética emparentada con un determinado acicalado. Preparar el manto es indispensable para mantener la salud de nuestro perro.
Insisto en el hecho de que todos los perros necesitan una serie de cuidados. Ahora bien, si la parte más visible del acicalado concierne al manto, y por tanto no afecta a las razas de pelo raso, los cuidados que hacen referencia a los ojos, a las orejas, a las glandulas anales, a los dientes y uñas, son comunes a todos los perros.
El estado físico del can influye sin duda alguna en su estado anímico, y en nuestra propia manera de verle. Todos los peluqueros lo saben: Los salones caninos se llenan de perros con el pelo áspero, sucio, cojeando con unas uñas larguísimas, los ojos llorosos y las orejas sucias. No han visto el cepillo en todo el invierno. Dos horas mas tarde, el dueño recupera un perro limpio, cepillado y con el pelo igualado y lustroso. Al verlo le cambia la cara: parece como si lo viera por primera vez después de meses.
En los casos más extremos, la falta de higiene puede perjudicar directamente el comportamiento del perro. Por ejemplo, unas uñas demasiado largas pueden disuadir a un perro, en un principio deportista, de efectuar cualquier desplazamiento superfluo; el pelo delante de los ojos hace que algunos animales se vuelvan desconfiados, temerosos e incluso agresivos, porque el perro, al ver mal, se siente amenazado y actua a la defensiva.

Un acto educativo
Otro aspecto psicológico, poco conocido pero de gran interés, son las virtudes educativas de las sesiones de preparación. Los etólogos han descubierto que desempeñan una función en la vida social del perro.
Cuando viven en grupo, los perros respetan una fuerte jerarquía.
Los individuos que ocupan una posición social alta imponen un contacto fisico a los subordinados, en forma de lametones, mordisqueos, limpieza de ojos, de orejas, etc., y deciden el inicio y el fin de esta actividad.
Los subordinados no pueden negarse a ello. de este modo, la <<higiene social>>  sirve para que los superiores afirmen su predominio.
Este aspecto tiene una gran importancia en la pareja dueño-perro, y en la posterior relación con el peluquero. Si el propietario no impone ningún mantenimiento físico a su compañero, o deja que el animal se lo impida (gruñendo o mostrando los dientes cuando se le cepilla), fracasa en su papel de jefe, y el perro pasa a ser el dominante.
Todos los peluqueros conocen personas, mayoritariamente de edad, que temen al perro; este se ha convertido en un verdadero tirano doméstico. en estos casos el profesional tiene muchas dificultades para realizar su trabajo.
Esta ley se cumple también a la inversa: un perro acostumbrado desde joven a las sesiones de peluqueria será un compeñero más dócil y obediente. soportando las manipulaciones y, en cierto modo, una obligación (baño,secado...) el perro demuestra que acepta la autoridad de una forma muy concreta y que confía en la persona que le prodiga los cuidados. En este sentido, las operaciones de mantenimiento tienen un doble interés, y generan una cierta complicidad.
Dejando de lado este aspecto afectivo y psicológico, existe la necesidad real de cuidar al perro para que se vea bonito y para mantenerle en forma hasta una edad avanzada. un perro anciano que ha sido siempre objeto de las debidas atenciones, muchas veces tiene un aspecto mejor que otro más joven, víctima de una negligencia crónica.
Los perros no pueden arreglarse ellos mismos y desatenderlos constituye una falta de responsabilidad y de amor.